Maestro y Sociedad e-ISSN 1815-4867

Volumen 21 Número 4 Año 2024

Artículo original

Modificación de conductas disruptivas en niños en situación de trabajo infantil

Modification of disruptive behaviors in children in a situation of child labor

Modificação de comportamentos disruptivos em crianças em situação de trabalho infantil

Mgtr. Karla Jacqueline Izurieta Orozco *, https://orcid.org/0009-0005-8917-8378

Mgtr. Diana de las Mercedes Solís Grijalva, https://orcid.org/0009-0007-6831-7839

Universidad Técnica de Ambato, Ecuador

*Autor para correspondencia. email kizurieta2094@uta.edu.ec

Para citar este artículo: Izurieta Orozco, K. J. y Solís Grijalva, D. M. (2024). Modificación de conductas disruptivas en niños en situación de trabajo infantil. Maestro y Sociedad, 21(4), 1947-1956. https://maestroysociedad.uo.edu.cu

RESUMEN

Introducción: El presente estudio aborda las técnicas de modificación de conductas disruptivas en niños del Proyecto Erradicación del Trabajo Infantil, un problema que afecta su integración escolar y social. Las conductas disruptivas incluyen comportamientos negativos como desobediencia, hostilidad y desafío ante la autoridad. Objetivo: aplicar un plan terapéutico centrado en técnicas cognitivo-conductuales (TCC) para reducir las conductas disruptivas en niños del proyecto, a fin de mejorar su comportamiento y adaptación social. Materiales y métodos: La investigación se desarrolló bajo un enfoque cuantitativo y cuasiexperimental. Se seleccionó una muestra de 33 niños, de entre 8 y 11 años, participantes del proyecto. A estos niños se les aplicó un plan terapéutico con 10 sesiones utilizando TCC, como economía de fichas y autocontrol. Se recolectaron datos pre y post intervención para evaluar el impacto de las técnicas aplicadas. Antes de la intervención, el 60.6% de los niños presentó conductas disruptivas severas. Tras la implementación del plan, los niveles severos disminuyeron a 0%, mientras que el 72.7% evidenció un nivel bajo de disrupción. El análisis estadístico (prueba de Wilcoxon) mostró una mejora significativa (p < 0.001) en las conductas post intervención. Resultado: corroboran que las técnicas cognitivo-conductuales son efectivas para modificar las conductas disruptivas en niños. Discusión: La intervención permitió que los participantes adquirieran habilidades de autocontrol y mejoraran su interacción social, lo cual es consistente con estudios previos sobre la eficacia de la TCC en niños con problemas conductuales. Conclusión: El estudio concluye que el plan terapéutico basado en TCC fue eficaz para reducir significativamente las conductas disruptivas en niños del Proyecto Erradicación del Trabajo Infantil, lo que sugiere que estas técnicas deben ser implementadas en entornos educativos y familiares para mejorar el desarrollo social de los niños.

Palabras clave: Comportamiento, Conductas, Disruptivo, psicología clínica, Trabajo Infantil.

ABSTRACT

Introduction: This study addresses the techniques for modifying disruptive behaviors in children of the Child Labor Eradication Project, a problem that affects their school and social integration. Disruptive behaviors include negative behaviors such as disobedience, hostility, and defiance of authority. Objective: to apply a therapeutic plan focused on cognitive-behavioral techniques (CBT) to reduce disruptive behaviors in children of the project, in order to improve their behavior and social adaptation. Materials and methods: The research was developed under a quantitative and quasi-experimental approach. A sample of 33 children, between 8 and 11 years old, participants of the project was selected. These children were given a therapeutic plan with 10 sessions using CBT, such as token economy and self-control. Pre- and post-intervention data were collected to evaluate the impact of the techniques applied. Before the intervention, 60.6% of the children presented severe disruptive behaviors. After the implementation of the plan, severe levels decreased to 0%, while 72.7% showed a low level of disruption. Statistical analysis (Wilcoxon's test) showed a significant improvement (p < 0.001) in post-intervention behaviors. Results: corroborate that cognitive-behavioral techniques are effective in modifying disruptive behaviors in children. Discussion: The intervention allowed participants to acquire self-control skills and improve their social interaction, which is consistent with previous studies on the efficacy of CBT in children with behavioral problems. Conclusion: The study concludes that the CBT-based therapeutic plan was effective in significantly reducing disruptive behaviors in children of the Child Labor Eradication Project, suggesting that these techniques should be implemented in educational and family settings to improve children's social development.

Keywords: Behavior, Behaviors, Disruptive, clinical psychology, Child Labor.

RESUMO

Introdução: Este estudo aborda as técnicas de modificação de comportamentos disruptivos em crianças do Projeto de Erradicação do Trabalho Infantil, problema que afeta sua integração escolar e social. Comportamentos disruptivos incluem comportamentos negativos, como desobediência, hostilidade e desafio à autoridade. Objetivo: aplicar um plano terapêutico focado em técnicas cognitivo-comportamentais (TCC) para reduzir comportamentos disruptivos em crianças do projeto, a fim de melhorar seu comportamento e adaptação social. Materiais e métodos: A pesquisa foi desenvolvida sob uma abordagem quantitativa e quase-experimental. Foi selecionada uma amostra de 33 crianças, entre 8 e 11 anos, participantes do projeto. Essas crianças receberam um plano terapêutico com 10 sessões utilizando TCC, como economia simbólica e autocontrole. Foram coletados dados pré e pós-intervenção para avaliar o impacto das técnicas aplicadas. Antes da intervenção, 60,6% das crianças apresentavam comportamentos disruptivos graves. Após a implementação do plano, os níveis graves diminuíram para 0%, enquanto 72,7% apresentaram baixo nível de perturbação. A análise estatística (teste de Wilcoxon) mostrou uma melhora significativa (p < 0,001) nos comportamentos pós-intervenção. Resultados: corroboram que as técnicas cognitivo-comportamentais são eficazes na modificação de comportamentos disruptivos em crianças. Discussão: A intervenção permitiu que os participantes adquirissem habilidades de autocontrole e melhorassem sua interação social, o que é consistente com estudos anteriores sobre a eficácia da TCC em crianças com problemas comportamentais. Conclusão: O estudo conclui que o plano terapêutico baseado na TCC foi eficaz na redução significativa de comportamentos disruptivos em crianças do Projeto de Erradicação do Trabalho Infantil, sugerindo que essas técnicas devem ser implementadas em ambientes educacionais e familiares para melhorar o desenvolvimento social das crianças.

Palavras-chave: Comportamento, Comportamentos, Disruptivo, psicologia clínica, Trabalho Infantil.

Recibido: 9/7/2024 Aprobado: 24/9/2024

Introducción

Las conductas disruptivas se caracterizan por comportamientos inadecuados relacionados con el control de impulsos. Es fundamental tener en cuenta su frecuencia, persistencia y el grado de generalización ante acontecimientos según la edad y el género (Gancino, 2020). La prevalencia de los problemas conductuales oscila entre el 1 y el 11%, con una prevalencia media estimada del 3,3% (Zambran et al., 2021).

La presente investigación se basa en aplicar una intervención a través de un plan terapéutico dirigido a la reducción de conductas disruptivas por medio de estrategias cognitivas conductuales en los niños del proyecto Erradicación del Trabajo Infantil. Los problemas en el comportamiento de los niños, son más frecuentes en las instituciones educativas de lo que se percibe a nivel social. En el estudio de Vera (2015) se advierte que el 15% de todos los menores de edad presentan conductas inapropiadas.

Armas (2017) indica que el 80% de los docentes de instituciones públicas, manifiestan que su mayor problema es el mal comportamiento de los estudiantes. Además, la mitad de los docentes aceptan haber utilizado palabras de agravio para sus estudiantes. En base a este enfoque, el interés de los docentes de como ejercer control y corrección en el comportamiento indebido de un niño es fundamental. Una porción representativa de niños manifiesta agresividad como forma de expresión en sus interacciones (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, 2017).

Reflejo de ello, es la interacción problemática entre pares, donde del 28 al 32% de niñas y niños han vivenciado acoso escolar, principalmente agresión física y verbal (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, 2018), además el 54% de los casos de agresión registrados ocurren entre niños, los cuales justifican estos actos (UNICEF, 2019). De esta manera, como problemática la disrupción afecta a la adaptación del niño, por lo cual existen diversos tipos de intervención orientados al abordaje para contrarrestar la expresión agresiva, entre estos tratamientos predomina, por su eficacia, el enfoque cognitivo-conductual, debido que los niños responden satisfactoriamente al proceso de intervención (Bolsoni et al., 2018).

Ello se atribuye a la concepción de la terapia cognitiva-conductual, por ser una intervención orientada a dos vertientes, la primera corresponde a las distorsiones cognitivas, que representan los pensamientos distorsionados asociados a un evento o actividad, y la segunda Es por este motivo que la presente investigación se enfoca en los niños del Proyecto Erradicación del Trabajo Infantil, en el cual se han identificado conductas inapropiadas dentro del entorno: incumplimiento de órdenes verbales, falta de obediencia, desorden, incumplimiento de entrega de tareas escolares, entre otros.

Cabe resaltar que algunos niños han sido remitidos al DECE de sus instituciones educativas, sin mostrar cambio de conducta significativo. Es importante manifestar que, para la consecución de los objetivos de este trabajo, se ha desarrollado una metodología cuantitativa y prospectiva, la cual por medio de la aplicación de un protocolo psicológico tiene como propósito minimizar las conductas disruptivas en los niños del proyecto Erradicación del Trabajo Infantil. Para ello, se requiere obtener datos antes y después de la intervención, los cuales permitirán determinar su eficacia basado en la pregunta de investigación: ¿Por qué se requiere aplicar un plan terapéutico centrado en técnicas cognitivas conductuales para la disminución de conductas disruptivas en niños del proyecto Erradicación del Trabajo Infantil?

Por otro lado, el trabajo está estructurado por seis capítulos, cuyos contenidos se centran en visibilizar el problema; fundamentarlo a través de una revisión de literatura; estipular la metodología y el enfoque utilizado; describir los principales hallazgos pre y post intervención; detallar la intervención aplicada y finalizar con las conclusiones, así como las recomendaciones.

Conducta

El concepto de “Conducta” tiene dos significados en el ámbito de la psicología, el primero es el de acción que un individuo ejecuta; el segundo significado es el de relación que se establece entre elementos de una asociación (Polanco, 2016). Promover y motivar conductas positivas en los niños es muy importante para su desarrollo físico y psicológico; estas actitudes influyen en la forma en la que se relacionan, aprenden y crecen e, incluso, en la manera que reciben el amor del entorno, y más aún de sus padres (Souto, 2019).

El manejo del comportamiento de los niños en un aspecto muy complejo, que no es fácil de resumir en pocos puntos clave, los niños necesitan reglas que les orienten en lo que pueden hacer; por ello, es fundamental que existan acuerdos entre adultos y niños para afianzar un comportamiento positivo (Camargo, 2019). La conducta disruptiva es vista como un patrón de comportamiento donde usualmente se liberan impulsos agresivos; es un tipo de comportamiento que perjudica a las personas con las que se convive, creando conflictos no sólo con las figuras que representan la autoridad, sino también en relación con las normas preestablecidas (Gancino, 2020).

Comorbilidad de las conductas disruptivas con otros trastornos

Se calcula que los comportamientos perturbadores, como las rabietas graves, la agresividad y el incumplimiento generalizado, afectan a entre el 9% y el 15% de los niños en edad preescolar; además de perjudicar el funcionamiento del niño y aumentar el estrés familiar, estos comportamientos son factores de riesgo y componentes potenciales de diversos trastornos del neurodesarrollo y la salud mental (Camargo, 2019).

El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), el trastorno negativista desafiante (TOD), el trastorno de conducta, los trastornos de ansiedad y los trastornos del estado de ánimo, así como los trastornos cognitivos y del lenguaje, entre otros, pueden estar asociados a los comportamientos disruptivos (Fernández, 2019). Una elevada proporción de niños en edad preescolar puede conservar conductas disruptivas clínicas y subclínicas al inicio de su trayectoria escolar, lo que puede comprometer su rendimiento académico y su salud física y mental en la adolescencia y la edad adulta (Delgado y Arias, 2021).

Características

Algunas de las características más comunes de la conducta disruptiva en niños son: pérdida frecuente de la paciencia, desafío y negativa a obedecer las reglas, perturbación e implicación con otras personas, sean adultos o niños, alta irritabilidad, comportamiento agresivo, baja interacción social, comportamiento vengativo y rencoroso, impulsividad, ansiedad, terquedad constante, impaciencia, no sabe lidiar con la frustración, hostilidad, fuerte descontrol emocional, ira, llanto seguido de gritos, entre otros (Gancino, 2020).

Las conductas disruptivas pueden aparecer en cualquier momento de la vida, sin embargo, lo más común es que aparezca entre los 6 y 12 años; se refiere a la presentación de comportamientos que hacen daño no sólo al propio niño, sino también a todos los que forman parte de la comunidad en la que viven, afectando el aprendizaje y la relación con los padres, maestros y compañeros (Bolsoni et al., 2018).

Detección de conductas disruptivas

El funcionamiento social, emocional y conductual de los niños puede variar considerablemente entre los dos y los cinco años, en función de su etapa de desarrollo, su entorno y sus cuidadores; en general, la agresividad o las rabietas alcanzan su punto álgido en torno a los tres años, y para muchos niños representan una etapa de transición en su desarrollo más que un verdadero problema, sin embargo, los comportamientos que están dentro del rango normal a los tres años pueden ser indicativos de un problema o trastorno clínicamente significativo a los cinco años (Delgado y Arias, 2021).

La mayoría de los niños aprenden a controlar sus impulsos agresivos y a desarrollar habilidades prosociales en respuesta a las estructuras y expectativas establecidas por sus padres y otros cuidadores, y simplemente porque están madurando (Villavicencio et al., 2020). Una importante cuestión sin resolver es cómo distinguir entre los niños con conductas disruptivas que probablemente se beneficiarán de una identificación, evaluación e intervención tempranas, y aquellos cuyo desarrollo seguirá una trayectoria normal sin o después de una intervención menor.

Tabla 1 Comportamientos disruptivos: Rango normal e indicativos de problemas en niños.

Dimensión

Dentro de los límites normales

Indicadores de problemas

Incumplimiento de normas

Responde "no" cuando se le pide que haga algo.

Tiene un comportamiento inseguro (por ejemplo, se niega a coger la mano del padre y la mano del progenitor y, en su lugar, sale corriendo a la calle).

Agresividad

Actúa agresivamente cuando está frustrado, descontento o enfadado

Actúa agresivamente con la esperanza de conseguir lo que quiere.

Pérdida de control

Pierde los estribos cuando está cansado, hambriento o enfermo.

Tiene rabietas diarias; tiene rabietas que duran más de cinco minutos.

Fuente: Wielewicki, 2021

Factores que influyen en el desarrollo de conductas disruptivas

El comportamiento disruptivo no tiene un factor específico que influya en el desarrollo en los niños, se considera que en la aparición de estas conductas influyen algunos factores como: el maltrato; la falta de atención; crecer en un ambiente con conductas incoherentes, agresivas o negligentes; el comportamiento disruptivo es multifactorial; así, eventos como la pérdida de uno de los padres, ambiente familiar conflictivo, abandono o nacimiento de un hermano pueden influir en el desarrollo en su desarrollo (Castro et al., 2022).

Se observa que las consecuencias en los niños son diversas porque algunos factores biológicos relacionados con las características propias del niño, como temperamento, negativismo, baja capacidad de adaptación al cambio, déficits neuropsicológicos, dificultades en el lenguaje, memoria, planificación, organización, disciplina, atención y juicio también influyeron en su desarrollo (Chalfon, 2019). Entre estas consecuencias se destaca un rendimiento académico bajo, problemas en los procesos de aprendizaje y dificultades de control emocional (Barletta, 2011). Puede estar relacionado con los modelos de apego y el aprendizaje social, siendo observable el hecho de que los niños que muestran agresividad tienen dificultad para procesar la información relacionada con las relaciones sociales, como lidiar con las frustraciones diarias (Villavicencio et al., 2020).

Terapia Cognitivo-Conductual

Las terapias conductuales y cognitivas (TCC) se dirigen en particular a los comportamientos ansiosos, depresivos o desadaptativos como modo habitual de conducta, la población clínica tratada con estos métodos abarca desde niños pequeños hasta adultos de edad avanzada; los primeros trabajos que dieron legitimidad científica a este enfoque terapéutico procedían de la psicología experimental, se referían a la modificación de los miedos en niños pequeños (García et al., 2018).

El TCC se centra en el momento presente y en los problemas que surgen en la vida cotidiana, ayuda a los pacientes a examinar cómo interpretan y evalúan lo que ocurre a su alrededor y los efectos de esta percepción en su experiencia emocional; la TCC no se centra en las experiencias y acontecimientos de la infancia, pero éstos pueden examinarse para ayudar a los pacientes a comprender y abordar los problemas emocionales que surgieron al principio de su vida y a entender los posibles efectos de estas experiencias en su forma de responder a los acontecimientos (Samaniego et al., 2020). Según los principios de la TCC, lo que se siente está relacionado con la percepción de una situación y no simplemente con la naturaleza de esta, dicha idea tiene su origen en antiguas filosofías orientales y occidentales, se integró en el enfoque psicoterapéutico general a principios de la década de 1960 (Salazar, 2020).

Terapia cognitivo-conductual: intervención psicoterapéutica en conductas disruptivas

Según Chalfon (2019) el enfoque cognitivo-conductual sustenta una serie de programas de intervención en la medida en que el objetivo es reducir las conductas inadecuadas y potenciar el desarrollo de habilidades en los niños, así como promover la competencia social, la regulación emocional y la resolución de problemas a través de la remodelación de contingencias. Teixeira (2018), afirma que a través de la terapia cognitivo-conductual los niños y adolescentes pueden aprender a controlar la agresividad, mejorar sus habilidades sociales, crear estrategias de resolución de problemas, controlar su impulsividad y mejorar su atención.

El autor añade que la intervención de la Terapia Cognitivo Conductual (TCC) en las conductas disruptivas suele ser eficaz incluso cuando los pacientes presentan comorbilidades como depresión, trastorno negativista desafiante, trastornos de ansiedad, entre otros; refuerza que se debe considerar que el seguimiento involucra al niño, a los padres y a otros ambientes en los que el niño se relaciona como el escolar y el social (Teixeira, 2018).

La eficacia en el tratamiento de comportamientos disruptivos a través de estrategias cognitivo-conductuales incluye los siguientes procedimientos: terapia familiar, psicoeducación familiar, entrenamiento de padres, psicoeducación e intervenciones escolares (Caballo y Simón, 2017). El uso de la psicoeducación familiar tiene como objetivo promover la información y orientación sobre el curso y el diagnóstico de la conducta, incluyendo las características sintomatológicas y métodos, proporcionando discusiones sobre las estrategias a ser adoptadas por los miembros de la familia para hacer frente al niño con comportamientos disruptivos (Teixeira, 2018).

Materiales y Métodos

Esta investigación se estructura en varias etapas clave que permitieron abordar el problema de las conductas disruptivas en niños pertenecientes al Proyecto Erradicación del Trabajo Infantil, aplicando un enfoque cuantitativo con métodos específicos.

En primer lugar, el tipo de investigación fue de carácter cuantitativo, lo que permitió medir de forma objetiva la variable de conducta disruptiva a través de un instrumento estandarizado. Además, se trató de un estudio cuasiexperimental, dado que se implementaron técnicas de modificación conductual específicas, como la terapia cognitivo-conductual (TCC), para reducir las conductas negativas. El estudio también fue prospectivo, ya que se realizó una recolección de datos antes y después de la intervención para evaluar su impacto.

La población del estudio estuvo compuesta por 33 niños con edades comprendidas entre los 8 y 11 años, participantes del Proyecto Erradicación del Trabajo Infantil del Gad Parroquial de Ulva. Se seleccionó una muestra probabilística por conveniencia bajo ciertos criterios de inclusión: niños que formaran parte del proyecto, comprendidos en las edades señaladas y cuyos padres o tutores firmaran el consentimiento informado. Se excluyeron del estudio aquellos niños con necesidades educativas especiales o con diagnósticos previos de trastornos de comportamiento agresivo.

En cuanto a los aspectos éticos, se respetaron principios de confidencialidad y protección de los derechos de los niños, basados en normativas como la Declaración Universal de Principios Éticos para Psicólogos, el Meta Código de Ética de la Federación Europea de Asociaciones de Psicólogos y la Ley de Protección de Datos del Ecuador. Se garantizaron procedimientos adecuados para mantener la privacidad de los participantes y asegurar que los datos se procesaran con el menor número de errores posible. La investigación se consideró de riesgo mayor que el mínimo, ya que implicaba la manipulación de conductas, pero se tomaron medidas para proteger la seguridad de los niños.

Un aspecto clave fue la gestión de datos, que se llevó a cabo con medidas estrictas para garantizar la confidencialidad, como la codificación de datos y el respeto de la legislación sobre protección de datos. Además, los participantes tuvieron la libertad de retirarse del estudio en cualquier momento sin penalización. Se veló por su bienestar durante todo el proceso, incluyendo el acceso a información sobre los resultados y posibles cambios en la intervención.

La recolección de información se realizó mediante el uso del Cuestionario ESPERI, desarrollado por Parellada (2009), que evalúa cuatro dimensiones: inatención-impulsividad-hiperactividad, conducta disocial, predisocial, y oposicionismo-negativismo-desafiante. Este cuestionario consta de 48 ítems con formato tipo Likert y su aplicación tiene una duración aproximada de 20 minutos. El instrumento fue seleccionado por su alta fiabilidad (r≥0.85) y validez interna, lo que lo hace idóneo para la muestra poblacional.

El procedimiento para el análisis e interpretación de los resultados consistió en cuatro etapas dentro de la intervención basada en técnicas cognitivas-conductuales para modificar conductas disruptivas: la organización, la vinculación, la intervención propiamente dicha y la fase de post-evaluación. Se llevaron a cabo un total de 10 sesiones de intervención, cada una con una duración de 60 minutos, aplicadas semanalmente durante un período de 10 semanas. Entre las técnicas utilizadas estuvieron la economía de fichas, el autorregistro, la reestructuración cognitiva, el entrenamiento en resolución de problemas, el ensayo conductual y el modelado.

Previo y posterior a la intervención, se aplicaron los cuestionarios de evaluación correspondientes. Los datos recogidos se procesaron mediante el software JAMOVI, utilizando estadísticos descriptivos para variables sociodemográficas y análisis bivariantes para evaluar la efectividad de las técnicas aplicadas. Se utilizó la prueba de Wilcoxon para comparar los resultados pre y post intervención, y se consideró un nivel de significación de 0.05 para probar la hipótesis.

Los resultados del estudio se presentaron en tablas estadísticas, mostrando las medias, desviaciones estándar y porcentajes, con un análisis paramétrico adecuado para una población de menos de 50 individuos. Los niveles de significación obtenidos permitieron validar la hipótesis de que las técnicas cognitivas-conductuales son eficaces en la disminución de conductas disruptivas en los niños del proyecto.

Resultados

En las tablas 2 y 3, se presentan los resultados obtenidos en cuanto al análisis descriptivo de las variables sociodemográficas edad y sexo, respectivamente.

Tabla 2 Edad de la muestra

EDAD

N

33

Media

9.79

Mínimo

10

Máximo

11

Fuente: Elaboración Propia.

De un total de treinta y tres niños (n=33) que forman parte de la muestra, se observa que la edad media es de 9.79 años con un mínimo de 10 años y un máximo de 11 años.

Tabla 3 Sexo de la muestra

Sexo

Frecuencias

% del Total

Hombres

15

45.5 %

Mujeres

18

54.5 %

Fuente: Elaboración Propia.

Del 100% de la muestra, el 54.5% son mujeres (n=18); mientras que el 45.5% son hombres (n=15).

En las siguientes tablas, se detallan los resultados y valores obtenidos a partir de la aplicación de la prueba ESPERI tanto en el pretest como en el postest, de acuerdo con los objetivos de este estudio:

Objetivo específico 1:

Evaluar las conductas disruptivas pre-intervención en los niños del proyecto Erradicación del Trabajo Infantil.

A continuación, se mostrarán los datos correspondientes al pretest de ESPERI:

Tabla 4 Niveles de conductas disruptivas pretest

Pretest ESPERI

Frecuencias

% del Total

Leve

2

6.1 %

Bajo

3

9.1 %

Moderado

8

24.2 %

Severo

20

60.6 %

Fuente: Elaboración Propia.

El 60.6% presenta un nivel severo; el 24.2% un nivel moderado; el 9.1% un nivel bajo y el 6.1% un nivel leve; observando una predominancia en los niveles severos de comportamientos disruptivos caracterizados por actitudes impulsivas, hiperactividad, conductas disociales y desafiantes.

Objetivo específico 2: Evaluar las conductas disruptivas pos-intervención en niños del proyecto Erradicación del Trabajo Infantil.

Tabla 5 Niveles de conductas disruptivas postest

Postest ESPERI

Frecuencias

% del Total

Leve

6

18.2 %

Bajo

24

72.7 %

Moderado

3

9.1 %

Fuente: Elaboración Propia.

En lo que se refiere a los niveles de problemas de comportamiento, el 72.7% de los niños evidencia un nivel bajo; el 18.2% un nivel leve; el 9.1% niveles moderados; además no existió ningún caso con puntuación de nivel Severo. A partir de ello, se observa una reducción de los comportamientos disruptivos tras aplicar la intervención centrada en técnicas cognitivo-conductuales.

Objetivo específico: Determinar la eficacia del plan terapéutico a través de la prueba de Wilcoxon.

Tabla 6 Prueba de Normalidad (Shapiro-Wilk)

W

p

Pretest ESPERI

-

Postest ESPERI

0.724

< .001

Fuente: Elaboración Propia.

A través de la prueba de normalidad Shapiro-Wilk se ha determinado que los resultados destacan que un valor p < .001 en el pre y post test de problemas de comportamiento, por lo que la distribución no es normal. Con base en ello, se procede a utilizar la prueba paramétrica no de Wilcoxon.

Tabla 7 Medias de puntuación pre-post-test

N

Media

Mediana

DE

EE

Pretest ESPERI

33

3.39

4

0.899

0.1565

Postest ESPERI

33

1.91

2

0.522

0.0909

Fuente: Elaboración Propia.

Con una muestra de treinta y tres niños (n =33), la media de puntuación para el pretest es de 3.39; mientras que para el postest el valor es de 1.91.

Tabla 8 Prueba de Wilcoxon

Estadístico

p

Tamaño del Efecto

Pretest ESPERI

Postest ESPERI

W de Wilcoxon 496

< .001

Correlación biseriada de rangos

1.00

Nota. Hₐ μ Medida 1 - Medida 2 ≠ 0

Fuente: Elaboración Propia.

Para la prueba de Wilcoxon se utilizó un nivel de confianza del 95%, el valor p (< .001) se encuentra por debajo del nivel de significancia 0.05. Consecuentemente, con un tamaño del efecto de 1.00, el resultado determinado en esta prueba evidencia una diferencia estadísticamente significativa en torno a las puntuaciones de problemas de comportamiento previo y post a la aplicación del plan terapéutico para la modificación de conductas disruptivas en los niños.

Discusión

La presente investigación estuvo dirigida a una muestra de treinta y tres niños (n=33) pertenecientes al proyecto erradicación del trabajo infantil cuya media de edad fue de 9.79 años, con una predominancia del sexo femenino (54.5%). Estos datos se asemejan al trabajo realizado por Correa et al. (2020) cuya muestra de 38 niños refleja una edad media de 5.34 años, donde las mujeres representaban la mayor parte de la muestra (52.3%). Asimismo, en la investigación de Francine (2020) con un total de 38 preescolares se evidenció un porcentaje mayor de niñas (52.6%) que de varones y el promedio de edad fue de 5.3 años. Estos estudios indican que los resultados se basan en mayor medida en los criterios de comportamientos de las niñas, cuyos datos se ven reflejados en los niveles de conductas disruptivas y discutidos en los siguientes párrafos.

En lo que respecta a los resultados pretest, esta investigación determinó que el 60.6% presenta un nivel severo y el 24.2% un nivel moderado en conductas disruptivas; estos hallazgos coinciden con el trabajo de Kumar et al. (2021) quienes encontraron que el 42,3% de niños presentaron niveles altos de conductas disruptivas relacionados con la irritabilidad, ambos estudios evidenciaron niveles altos de problemas comportamentales en gran parte de su muestra, caracterizado por agresividad, dificultad para controlar las emociones y conductas desafiantes.

Por el contrario, Francine (2020) destacan que la mayoría de los niños fueron referidos en el rango normal por problemas de comportamiento (82.6%); así también, Correa et al. (2020) destacan un nivel normal de problemas de conducta; estas diferencias en cuanto al nivel de problemas de comportamiento se deben a la edad de la muestra y al sexo, puesto que en el primer estudio predominan niños y preadolescentes, mientras que en los dos últimos se visibilizan una mayor cantidad de niñas entre 5 años.

En este estudio se ha demostrado niveles bajos y leves (72.7% y 18.2%, respectivamente) de problemas de comportamiento posterior a la aplicación del plan terapéutico; Chalfon (2019) llevó a cabo una intervención a un grupo de niños cuyos resultados mostraron una mejoría en el comportamiento de ruptura de reglas, conducta agresiva, problemas de oposición desafiante y problemas de conducta.

Del mismo modo, Weber (2018) también demostraron un efecto general moderado significativo para el comportamiento del niño tras el tratamiento enseñar estrategias y habilidades conductuales efectivas para controlar el comportamiento del niño incluyendo técnicas conductuales; los estudios demuestran el efecto que tiene una intervención cognitiva-conductual correctamente estructurada acorde a las necesidades de la población infantil, permitiendo disminuir comportamientos disruptivos.

Tomando en cuenta estos resultados, Caldas (2018) indica que las intervenciones han mostrado efectos positivos en el desarrollo socioemocional de los niños, con reducción de las dificultades de comportamiento y mejora de la competencia socioemocional. De acuerdo con todos estos estudios, se puede deducir que las intervenciones favorecen la inmersión del niño en su experiencia emocional, abordando conflictos intrapsíquicos o problemas relacionales, y aportan la resolución de conflictos inconscientes, sentimientos, mecanismos de defensa desadaptativos o distorsiones en la relación con el niño; esto permite un mejor autocontrol y dominio de las emociones e interacciones más adaptativas con el entorno.

Por último, a través del resultado de la prueba de Wilcoxon se demuestra una diferencia estadísticamente significativa en torno a las puntuaciones de problemas de comportamiento previo y post a la aplicación del plan terapéutico para la disminución de conductas disruptivas en los niños con un tamaño del efecto de 1.00. Estos hallazgos concuerdan con Weber (2018) quienes revelaron un tamaño del efecto moderado estadísticamente significativo (DME 0,51; IC del 95 %: 0,39 a 0,64, p = < 0,0001); con ello ambos estudios destacan que las intervenciones psicoterapéuticas minimizan los problemas de comportamiento en niños. Además, según Chalfon (2019) la comparación de los resultados obtenidos antes del comienzo y tres meses después del final de la intervención para mejorar problemas conductuales indica que hubo una reducción estadísticamente significativa (p > 0,05) con un tamaño del efecto moderado o fuerte en todos los dominios; Pérez et al. (2021) también encontraron diferencias significativas (p < .001) previo y post intervención mejorando el rasgo de problemas conductuales.

Conclusiones

Se destacó la significancia de este estudio debido a que el valor p (< .001) es inferior a 0.05, lo que indica que la utilización de herramientas psicoterapéuticas cognitivo- conductuales favorecen en la disminución de conductas disruptivas en niños del proyecto Erradicación del Trabajo Infantil.

Previo a la intervención, los niños de este estudio mostraron actitudes impulsivas, hiperactividad, conductas disociales y desafiantes, identificando que la mayor parte de estos presentaron niveles severos (60.6%) y moderados (24.2%) de problemas comportamentales; por ello, la importancia de trabajar en las conductas disruptivas.

La intervención se basó en siete técnicas cognitivo-conductuales entre ellas se mencionan a la técnica economía de fichas; autorregistro; reestructuración cognitiva; entrenamiento en resolución de problemas; auto instrucciones; ensayo conductual y modelado; las cuales permitieron a los niños motivarlos hacia el desarrollo de determinadas conductas positivas; entrenamiento de situaciones desagradables; modificación de pensamientos irracionales y negativos que influyen en la vida del niño; inhibición de conductas disruptivas en el niño y el aprendizaje de nuevas conductas.

Posterior a la intervención, el 72.7% de los niños muestran niveles bajos de problemas comportamentales, concluyendo que las intervenciones enfocadas en técnicas cognitivo-conductuales tienen efectos positivos en torno a la disminución de comportamientos disruptivos.

Referencias

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Conflicto de intereses

Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

Declaración de responsabilidad de autoría

Los autores del manuscrito señalado, DECLARAMOS que hemos contribuido directamente a su contenido intelectual, así como a la génesis y análisis de sus datos; por lo cual, estamos en condiciones de hacernos públicamente responsable de él y aceptamos que sus nombres figuren en la lista de autores en el orden indicado. Además, hemos cumplido los requisitos éticos de la publicación mencionada, habiendo consultado la Declaración de Ética y mala praxis en la publicación.

Psi. Mgtr. Karla Jacqueline Izurieta Orozco: Conceptualización y diseño del estudio, revisión teórica, metodologías, recolección y análisis de resultados, redacción.

Psi. Mgtr. Diana De Las Mercedes Solís Grijalva: Revisión teórica, metodologías, análisis e interpretación de resultados, redacción.