Maestro y Sociedad e-ISSN 1815-4867

Volumen 21 Número 2 Año 2024

Artículo original

La atención de los estudiantes de 4° año de Educación Básica con trastornos afectivos conductuales

The Attention of 4th Grade Basic Education Students with Behavioral Affective Disorders

Maylin Yaritza Ponce Celorio *, https://orcid.org/0009-0005-9400-9608

Iliana María Fernández Fernández, https://orcid.org/0000-0002-1874-3625

Universidad Técnica de Manabí, Ecuador

*Autor para correspondencia. email: celorioyari@gmail.com

Para citar este artículo: Ponce Celorio, M. Y., Fernández Fernández, I. M. (2024). La atención de los estudiantes de 4° año de Educación Básica con trastornos afectivos conductuales. Maestro y Sociedad, 21(2), 832-845. https://maestroysociedad.uo.edu.cu

RESUMEN

Introducción: Este estudio investiga la implementación de prácticas pedagógicas efectivas para estudiantes de cuarto año de educación básica que presentan trastornos afectivos conductuales. Analiza los desafíos que enfrentan estos estudiantes dentro del sistema educativo y explora oportunidades para mejorar su integración y desempeño académico. Materiales y métodos: Utilizando un enfoque metodológico mixto, este trabajo se centra en identificar las barreras y facilitadores que impactan en el entorno educativo de estos estudiantes. Asimismo, evalúa las estrategias pedagógicas en uso, con el objetivo de proponer mejoras que estén respaldadas por evidencia científica. Resultados: Este análisis detallado busca contribuir a la creación de un entorno educativo más inclusivo y efectivo que responda a las necesidades específicas de los estudiantes con trastornos afectivos conductuales, fomentando así una mejor experiencia educativa y mayores oportunidades de éxito académico. Discusión: La falta de capacitación específica en trastornos afectivos conductuales limita significativamente la capacidad de los docentes para gestionar eficazmente estas condiciones en el aula. Conclusiones: La implementación del Plan de Intervención Individualizado demostró ser crucial para abordar las necesidades específicas de cada estudiante. La personalización de las estrategias educativas y terapéuticas resultó en mejoras significativas en el manejo conductual y el rendimiento académico de los estudiantes.

Palabras clave: trastornos afectivos conductuales, educación básica, prácticas pedagógicas, inclusión educativa, rendimiento académico.

ABSTRACT

Introduction: This study investigates the implementation of effective pedagogical practices for fourth-year basic education students who present affective-behavioral disorders. Analyzes the challenges these students face within the educational system and explores opportunities to improve their integration and academic performance. Materials and methods: Using a mixed methodological approach, this work focuses on identifying the barriers and facilitators that impact the educational environment of these students. Likewise, it evaluates the pedagogical strategies in use, with the aim of proposing improvements that are supported by scientific evidence. Results: This detailed analysis seeks to contribute to the creation of a more inclusive and effective educational environment that responds to the specific needs of students with affective behavioral disorders, thus promoting a better educational experience and greater opportunities for academic success. Discussion: The lack of specific training in affective behavioral disorders significantly limits teachers' ability to effectively manage these conditions in the classroom. Conclusions: Implementation of the Individualized Intervention Plan proved to be crucial in addressing the specific needs of each student. Personalization of educational and therapeutic strategies resulted in significant improvements in students' behavioral management and academic performance.

Keywords: affective behavioral disorders, basic education, pedagogical practices, educational inclusion, academic performance.

Recibido: 6/1/2024 Aprobado: 15/3/2024

Introducción

En la infancia y la adolescencia, algunos niños y jóvenes presentan trastornos de conducta, caracterizados por comportamientos que desafían las normas sociales y las instrucciones de las figuras de autoridad. De acuerdo con Fernández y Olmedo (1999). Estos comportamientos pueden generar dificultades en la convivencia, afectando las relaciones con compañeros, padres, profesores e incluso personas desconocidas

Para Gómez (2014), el término "problemas de comportamiento" es ampliamente ambiguo en el contexto educativo, como lo refleja la Ley Orgánica de España. Esta ambigüedad se evidencia en la variedad de términos utilizados, como problemas de conducta, conducta disruptiva, inadaptada o antisocial, dependiendo del enfoque particular de cada área de estudio o práctica. Estos problemas no solo presentan desafíos para los educadores y la dinámica escolar, sino que también impactan significativamente en el desarrollo personal del estudiante. A menudo, la presencia de alumnos con este tipo de problemas puede desviar el enfoque de las actividades del aula de los objetivos académicos previstos hacia la gestión del comportamiento, afectando la integración del alumno con sus compañeros y profesores. Esto, a su vez, puede llevar a patrones de comportamiento mal adaptativos que tienen una variedad de consecuencias, desde leves hasta graves, para el estudiante.

Human-Vogel y Morkel (2017) investigaron la percepción de los docentes sobre problemas de conducta en las aulas, identificando cuatro factores principales: a) resistencia a la autoridad; b) desobediencia a las normas y falta de respeto por la propiedad ajena; c) conflictos entre compañeros; y d) la tendencia de los docentes a reaccionar negativamente ante comportamientos de los estudiantes. Este estudio sugiere que estos problemas son comunes y pueden ser una respuesta a la prevalencia de desafíos disciplinarios en los entornos escolares.

La definición y comprensión de estos trastornos no es sencilla, ya que se ven influenciados por diversos factores propios del desarrollo infantil (Luciano, 1997; Olivares y Méndez, 1998; Mash y Graham, 2001; Moreno, 2002, 2005; Díaz y Díaz-Sibaja, 2005; Méndez, Espada, y Orgilés, 2006). Entre estos factores encuentar:

Debido a la complejidad de estos factores, la evaluación de los trastornos de conducta en la infancia requiere de un enfoque cuidadoso e individualizado. Es importante considerar la edad del niño, su nivel de desarrollo cognitivo, su ambiente familiar y el contexto sociocultural en el que vive.

Los niños con trastornos afectivos conductuales no solo enfrentan desafíos en su convivencia, sino que también pueden experimentar dificultades emocionales y sociales. Es fundamental comprender las complejidades de estos trastornos y brindar el apoyo adecuado a los niños, sus familias y las personas que los rodean.

La relevancia de los trastornos afectivos conductuales en el contexto educativo, especialmente en el cuarto año de educación básica, es significativa debido a los desafíos particulares que estos trastornos presentan tanto para los alumnos como para los educadores. Los estudiantes de esta edad que padecen trastornos emocionales y de comportamiento pueden enfrentar dificultades en varias áreas esenciales para su desarrollo académico y social.

Primero, estos trastornos pueden afectar directamente el rendimiento académico de los estudiantes, ya que pueden tener problemas para cumplir con las expectativas tanto académicas como comportamentales debido a su condición. La presencia de estos trastornos puede llevar a comportamientos disruptivos en el aula, lo que también puede afectar el aprendizaje de sus compañeros (Cita & Hernández (2018).

Estas mismas autoras reconocen que los educadores enfrentan el desafío de proporcionar un ambiente adecuado y efectivo para estos estudiantes, a menudo requiriendo adaptaciones y estrategias específicas para manejar sus necesidades únicas. Por ejemplo, es común la implementación de economías de fichas y gráficos de comportamiento para promover y reforzar comportamientos positivos en el aula, técnicas que han demostrado ser efectivas para estudiantes con trastornos emocionales y de comportamiento (Cabrera & Hernández (2018).

Por otro lado, las políticas educativas actuales subrayan la importancia de apoyar las necesidades sociales, emocionales, conductuales y mentales de todos los estudiantes para fomentar un ambiente educativo inclusivo y equitativo. Esto incluye desarrollar e implementar planes de educación individualizados bajo legislaciones educativas como la LOEI (La Ley Orgánica de Educación Intercultural) para asegurar que todos los estudiantes, especialmente aquellos con trastornos afectivos conductuales, reciban la educación adecuada y los apoyos necesarios para su éxito.

La LOEI aborda la educación de niños con trastornos del comportamiento dentro de su marco general para la educación inclusiva y especial. Aunque la ley no especifica detalles granulares para cada tipo de trastorno, establece principios de inclusión y acceso equitativo a la educación para todos los estudiantes, incluidos aquellos con necesidades especiales o trastornos del comportamiento.

La LOEI promueve un sistema educativo que respeta la diversidad cultural y lingüística, y que busca adaptar el entorno educativo para satisfacer las diversas necesidades de aprendizaje de los estudiantes. Esta ley es parte de un esfuerzo más amplio para asegurar que todos los niños, independientemente de sus desafíos individuales, puedan beneficiarse de un entorno educativo adecuado y de apoyo

Es crucial reconocer que mientras los estudiantes con estos trastornos afectivos conductuales requieren atención especializada, también es importante educar y apoyar a los educadores y al personal escolar para manejar efectivamente estas situaciones, lo cual no solo ayuda a los estudiantes afectados, sino que mejora el entorno de aprendizaje para todos los estudiantes (García et al, 2011).

La atención psicopedagógica a los niños con trastornos afectivos conductuales

Abordar psicopedagógicamente la atención a los niños con trastornos afectivos conductuales en el cuarto año de educación básica no solo es relevante, sino esencial para promover un desarrollo integral y positivo de los estudiantes afectados, asegurando así un entorno de aprendizaje más inclusivo y efectivo para todos.

El procedimiento educativo y social para alumnos con trastornos afectivos conductuales plantea el desafío de adoptar una perspectiva científica y didáctica en la atención que se brinda. Esta aproximación debe fomentar una comprensión interactiva que integre diagnósticos clínicos, psicológicos, pedagógicos y sociales, dentro de un proceso de intervención colaborativo que incluya escuela, familia y comunidad.

Esta integración busca el bienestar del individuo, facilitando una reconstrucción consciente de su comportamiento en un tiempo óptimo, influenciada por la teoría socio histórico cultural de Vygotsky.

Vygotsky subraya la importancia de fomentar el desarrollo cultural y las funciones psíquicas superiores, junto con la comunicación y las relaciones sociolaborales colectivas como medios para compensar los desafíos presentes en estos trastornos. Esta perspectiva es crucial para que los educadores diseñen procesos de enseñanza-aprendizaje que empiecen por un diagnóstico detallado para formar una visión integral del estudiante, identificando necesidades educativas especiales y potencialidades, y así planificar intervenciones que utilicen métodos y procedimientos efectivos, enfocados en el desarrollo de valores y cualidades positivas que promuevan la participación activa en la sociedad.

El enfoque histórico-cultural proporciona una explicación de cómo los factores biológicos, culturales y psicológicos interactúan en el desarrollo de las personas, enfatizando la importancia de una adecuada evaluación y diagnóstico educativo y psicológico.

La educación de alumnos con estos trastornos debería enfocarse no solo en problemas de diagnóstico, sino también en la preparación de los educadores para una prevención efectiva, necesitando una socialización y comunicación consciente en la práctica educativa.

La intervención educativa debe ser diseñada para superar las barreras de comunicación y socialización, lo cual es crucial para la corrección efectiva del trastorno y para la inclusión social completa del estudiante.

Estos educandos a menudo muestran una incapacidad para autocontrolar su comportamiento, particularmente aquellos que exhiben rasgos de agresividad o hiperactividad, afectando su aprendizaje y comunicación. Por lo tanto, es vital profundizar en el estudio y la implementación de estrategias educativas que mejoren la relación, socialización y comunicación basadas en la práctica y apoyadas por métodos de investigación pedagógica.

Recientes estudios sobre la atención a niños con trastornos afectivos conductuales en el ámbito educativo y psicopedagógico resaltan la eficacia de intervenciones basadas en la interacción y el contexto escolar y comunitario.

Un estudio sistemático reveló que la terapia cognitivo-conductual, aplicada en el entorno escolar es efectiva para manejar trastornos como el trastorno de ansiedad social en niños. Este abordaje no solo ayuda a reducir los síntomas de ansiedad, sino que también promueve mejores interacciones entre padres e hijos, lo cual es crucial para el desarrollo emocional y social del estudiante. Esta revisión destaca la importancia de la supervisión adecuada de la terapia para asegurar su calidad y consistencia (Morales et al, 2015).

La aplicación del mindfulness en niños con trastornos emocionales es igualmente efectivo, pero para ello es esencial adaptar las prácticas de atención plena a sus necesidades específicas, fomentando la calma, la concentración y la regulación emocional. Un estudio significativo que aborda esta temática es el análisis sistemático realizado por Carsley et al. (2018), que evalúa la efectividad de las intervenciones basadas en mindfulness para niños y adolescentes. Este estudio destaca que el mindfulness puede mejorar significativamente la autorregulación y reducir los síntomas de ansiedad y depresión.

Otro estudio relevante es el de Semple y Lee (2011), que desarrolla un programa de mindfulness diseñado específicamente para niños con ansiedad. Los autores encontraron que los programas escolares que incorporan prácticas de mindfulness no solo ayudan a reducir la ansiedad y el estrés en los niños, sino que también mejoran su bienestar emocional y su rendimiento académico.

Además, el estudio realizado por Zoogman et al. (2015) sugiere que las intervenciones de mindfulness en la escuela tienen potencial para mejorar diversos aspectos psicológicos y comportamentales en niños con trastornos emocionales.

Por otro lado, un enfoque que abarca intervenciones basadas en la interacción en escuelas y comunidades también ha demostrado ser beneficioso. Estas intervenciones fomentan interacciones de apoyo entre diversos actores, incluidos maestros, padres, miembros de la comunidad y profesionales. Los resultados positivos de estas intervenciones incluyen la disminución de comportamientos disruptivos y síntomas afectivos como la depresión y la ansiedad, además de un aumento en las habilidades sociales y el bienestar personal de los niños y adolescentes (Álvarez, 2024).

Según estudios como los de Cita y Hernández (2018), la educación de los niños con trastornos emocionales y conductuales está diseñada para mejorar la comprensión y la habilidad para buscar información, desarrollar capacidades comunicativas efectivas con pares y otras personas, y fomentar una valoración personal adecuada. Este enfoque educativo no solo busca fortalecer la autoestima y la identidad personal de los estudiantes, sino también enseñarles a manejar sus emociones, expresar sus sentimientos, regular su conducta y voluntad, establecer relaciones interpersonales saludables y fomentar un sentido de pertenencia con su familia, sus grupos sociales y el mundo global.

Este modelo integral de educación busca empoderar a los estudiantes para que se conviertan en miembros activos y conscientes de su comunidad y entorno.

Estos estudios subrayan la importancia de un enfoque integral que incluya la participación activa de la comunidad educativa y el entorno familiar, apoyando así el desarrollo integral del niño dentro y fuera del ámbito escolar.

En respuesta al creciente número de problemas de conducta en las aulas y la esencial función de los maestros en detectar estos problemas tempranamente, este estudio tiene como objetivo analizar integralmente las prácticas pedagógicas y los retos relacionados con la educación de estudiantes de cuarto año de educación básica que presentan trastornos afectivos conductuales. Además, se enfoca en las estrategias necesarias para modificar conductas y emociones disruptivas dentro del aula.

MATERIALES Y MÉTODOS

Este estudio se diseñó para analizar las estrategias y prácticas pedagógicas utilizadas en la atención de estudiantes de 4° año de educación básica con trastornos afectivos conductuales. Para llevar a cabo este análisis, se emplearon métodos cualitativos y cuantitativos que permitieron una comprensión integral de las dinámicas educativas y de comportamiento en el contexto escolar, por tanto, la investigación se desarrolló con un diseño de investigación que privilegia el enfoque mixto en tanto se utilizarán metodologías cualitativas y cuantitativas para obtener una comprensión completa de las prácticas pedagógicas y los desafíos asociados con los trastornos mencionados y en el contexto de la Unidad Educativa Eloy Alfaro Delgado del Cantón Rocafuerte. El estudio se desarrolló en dos fases: una fase cuantitativa y una fase cualitativa, las cuales se detallan a continuación

Fase Cuantitativa

1. Se desarrollaron y distribuyeron las encuestas, previa elaboración de cuestionarios estructurados para los docentes, padres y administradores escolares a fin de recoger datos sobre la frecuencia y efectividad de las prácticas pedagógicas.

2. Análisis de datos: Se procesaron los datos recogidos, mediante estadística descriptiva para facilitar comparar claramente las condiciones referidas a la efectividad de las prácticas pedagógicas con los niños de 4° año con trastornos afectivos conductuales.

Fase Cualitativa

1. Se realizaron entrevistas semiestructuradas a maestros, padres y estudiantes seleccionados para profundizar en sus experiencias y percepciones.

2. Conducción de grupos focales: Se organizaron sesiones de grupos focales para facilitar discusiones detalladas sobre problemas específicos identificados previamente en la fase cuantitativa.

Triangulación de Datos

Integración de Resultados: Se compararán y combinarán los hallazgos de las fases cualitativa y cuantitativa para identificar patrones comunes y discrepancias, y para proporcionar una perspectiva más robusta del estudio.

Validación y pruebas

1. Los instrumentos de recogida de datos fueron validados por expertos en el campo antes de su implementación.

2. Estudio Piloto: Se realizó un estudio piloto para probar los métodos e instrumentos, haciendo ajustes necesarios antes de la implementación completa.

De igual modo el estudio toma en cuenta las Consideraciones Éticas necesarias

1. Obtención de consentimiento informado: Se aseguró que todos los participantes firmasen un consentimiento informado, entendiendo completamente su participación voluntaria y sus derechos.

2. Mantenimiento de la confidencialidad: Se protegió la identidad de los participantes a través del uso de códigos y otras medidas de seguridad de datos.

Este enfoque ha permitido, no solo evaluar efectivamente las prácticas educativas actuales, sino también desarrollar recomendaciones basadas en evidencia para mejorar la inclusión y el rendimiento académico de estudiantes con trastornos afectivos conductuales.

Población y muestra

Con el propósito de evaluar la efectividad de la atención de los estudiantes de 4° año de educación básica con trastornos afectivos conductuales se consideró una muestra de 4 docentes que son los que trabajan con los estudiantes de 4° año los cuales son 65, de estos niños se han identificado 6 con trastornos afectivos conductuales.

RESULTADOS

En el análisis de los resultados se examinan las respuestas obtenidas a través de la encuesta aplicada a los docentes de la Unidad Educativa Eloy Alfaro Delgado del Cantón Rocafuerte. El objetivo de la encuesta fue evaluar la percepción del personal docente respecto a las prácticas educativas y los recursos disponibles para la atención de estudiantes de 4° año con trastornos afectivos conductuales. El análisis se enfoca en tres áreas clave: la formación del personal docente en trastornos afectivos conductuales, la efectividad de las estrategias pedagógicas implementadas, y la adecuación de los recursos educativos disponibles. Los resultados de esta encuesta proporcionan una visión crucial sobre las áreas de fortaleza y las oportunidades de mejora en el manejo de estos trastornos en la Unidad Educativa.

1. Años de Experiencia en la Enseñanza

Un 33,33% de los docentes cuenta con menos de 5 años de experiencia, lo que sugiere la necesidad de proporcionar mentoría y apoyo adicional a aproximadamente una tercera parte del cuerpo docente. En cuanto al 22,22%, posee una experiencia moderada de 5 a 10 años. Por otro lado, el 44,44% acumula más de 10 años de experiencia, lo que refleja un nivel significativo de conocimientos y destrezas. Esta vasta experiencia podría ser crucial para compartir prácticas efectivas con colegas menos experimentados.

2. Formación Específica en trastornos afectivos conductuales

Solo el 22,22% de los docentes ha recibido formación específica en trastornos afectivos conductuales, subrayando la imperativa necesidad de brindar capacitación para el 77,78% restante, que aún no ha tenido acceso a este tipo de formación.

3. Número de estudiantes con trastornos afectivos conductuales

La mayoría 55,56% ha experimentado casos de 1 a 2 estudiantes con estos trastornos, lo cual indica que, aunque no son extraordinariamente frecuentes, sí constituyen una consideración habitual para los docentes.

3. Estrategias utilizadas

De acuerdo con el criterio de los docentes las adaptaciones curriculares individualizadas son las más empleadas (66,67%), seguidas por técnicas de manejo conductual positivo (22,22%) y estrategias de aprendizaje cooperativo (11,11%). Este panorama sugiere una diversidad en las estrategias utilizadas, pero también señala áreas potenciales para un mayor fomento y desarrollo

4. Recursos adecuados para la atención

Una abrumadora mayoría (77,78%) manifiesta no poseer los recursos adecuados para la atención de estudiantes de 4° año de educación básica con trastornos afectivos conductuales, subrayando un área significativa de mejora en el apoyo institucional. En contraste, el 22,22% sí considera que cuenta con dichos recursos.

5. Eficacia de los recursos y apoyos

El 66.67% de los docentes encuestados perciben que los recursos y apoyos son poco eficaces o ineficaces, señalando un desajuste entre las necesidades de los estudiantes y los recursos proporcionados. En cambio, el 22.22% considera que son medianamente eficaces, mientras que el 11.11% los evalúa como muy eficaces. Estos resultados sugieren que existe una clara percepción de insatisfacción entre la mayoría de los docentes respecto a la efectividad de los recursos y apoyos disponibles para manejar a estudiantes de la muestra

7. Principales desafíos

La carencia de formación específica 66,67%, las dificultades en el manejo de comportamientos 22,22% y escasez de recursos metodológicos 11,11% son identificados como los desafíos más significativos, resaltando áreas críticas para el desarrollo profesional y el fortalecimiento del apoyo institucional.

8. Apoyo adicional necesario

En cuanto al apoyo adicional que se necesita para la atención a los niños de la muestra se constata la imperante necesidad de una mayor formación para los docentes 44,44% y la mejora de los recursos educativos específicos 22,22%, así como el incremento del apoyo de especialistas 11,11% y la colaboración activa de los padres 22,22%.

Esta falta de formación específica puede llevar a intervenciones inadecuadas o a un manejo ineficiente de las situaciones que surgen, afectando tanto el ambiente de aprendizaje como el bienestar del estudiante, igualmente el aspecto de las dificultades en el manejo de comportamientos puede estar relacionado directamente con la falta de formación, pero también podría reflejar insuficiencias en los apoyos disponibles o en la estructura organizacional y disciplinaria de la escuela

La combinación de estos desafíos subraya la urgente necesidad de un enfoque integral que no solo aumente la capacitación del personal docente en trastornos afectivos conductuales, sino que también mejore la provisión de recursos metodológicos y refuerce las estrategias de manejo de comportamiento. Esto podría implicar inversiones en desarrollo profesional, actualización y expansión de recursos pedagógicos, y una revisión de las políticas disciplinarias y de apoyo estudiantil para garantizar que se aborden de manera efectiva y empática las necesidades de los estudiantes con estos trastornos. Esto ayudaría a crear un entorno más inclusivo y adaptativo que beneficie tanto a los estudiantes afectados como al conjunto de la comunidad escolar

9. Comunicación y colaboración entre la escuela y los padres

En este resultado se evidencia que los docentes perciben la comunicación y la colaboración como áreas que necesitan mejora, ya que el 44,44% las distingue como poco efectivas o ineficientes. Por otro lado, el 33,33% considera que son medianamente efectivas, mientras que el 11,11% las evalúa como muy efectivas.

10. Colaboración con profesionales de la salud mental

Una ligera mayoría 55,55% señala que no hay oportunidades de colaboración con profesionales de la salud mental, lo que sugiere una brecha significativa en el apoyo integral para los estudiantes. En cambio, el 44,44% indica lo contrario.

Análisis General

Este análisis revela áreas clave donde se requiere atención para mejorar la experiencia educativa de estudiantes con trastornos afectivos conductuales. Destaca la necesidad de fortalecer la formación docente, mejorar la provisión y eficacia de los recursos educativos, y fomentar una colaboración más estrecha entre docentes, padres, y profesionales de la salud mental. La combinación de experiencia docente con una capacitación específica insuficiente sugiere un potencial subutilizado para mejorar la atención a estos estudiantes a través del desarrollo profesional y el apoyo institucional.

Estos resultados subrayan la importancia de desarrollar y aplicar una estrategia de intervención psicopedagógica dirigida a los estudiantes de cuarto año de educación básica que presentan trastornos afectivos conductuales. A continuación, presentamos la estrategia que se elaboró y desarrolló para atender a los niños de 4° año de educación básica con trastornos afectivos conductuales.

Estrategia de intervención psicopedagógica para la atención de estudiantes de 4° año de educación básica con trastornos afectivos conductuales de la Unidad Educativa Eloy Alfaro Delgado del Cantón Rocafuerte

Objetivo General

Desarrollar y implementar un programa integral de intervención psicopedagógica que aborde de manera efectiva las necesidades educativas y emocionales de los estudiantes de 4° año con trastornos afectivos conductuales, mejorando su desempeño académico y su integración social y emocional.

Objetivos Específicos

1. Fortalecer la capacitación del personal docente: Capacitar a los docentes en estrategias efectivas de manejo de comportamientos disruptivos y en técnicas de enseñanza adaptativas para estudiantes con trastornos afectivos conductuales.

2. Mejorar los recursos didácticos y tecnológicos para la atención de estudiantes con trastornos afectivos conductuales: Proveer a las aulas de recursos didácticos y tecnológicos adaptados que faciliten el aprendizaje personalizado y la participación activa de estos estudiantes.

3. Fomentar la colaboración multidisciplinaria: Establecer un equipo multidisciplinario, incluyendo psicólogos escolares, trabajadores sociales, y terapeutas, para apoyar el desarrollo integral de los estudiantes.

4. Integrar a las familias en el proceso educativo: Involucrar a las familias mediante talleres y reuniones regulares que les permitan entender mejor los desafíos y necesidades de sus hijos, y cómo pueden apoyarlos en casa.

Metodología

Recursos

Evaluación de la Estrategia

Sostenibilidad

Sistema de Acciones

Características Generales del sistema: El sistema de acciones de la estrategia que se propone está diseñado para ser integral, proactivo y centrado en el niño y promueve la colaboración entre educadores, padres y profesionales de la salud mental. Este sistema busca no solo responder a las necesidades inmediatas del estudiante, sino también desarrollar competencias a largo plazo que faciliten su inclusión y éxito educativo y social.

Acción I: Evaluación inicial completa: Es una evaluación multidisciplinaria que determina las necesidades específicas del estudiante. Esta acción implica la realización de una evaluación detallada de cada estudiante al inicio del programa. Se utilizan herramientas diagnósticas multidimensionales que abarcan aspectos cognitivos, emocionales, sociales y de aprendizaje para identificar las necesidades específicas y las fortalezas del estudiante.

Propósito: Identificar el nivel de apoyo necesario y áreas específicas de intervención

Acción II: Plan de intervención individualizado: En esta acción tiene lugar el desarrollo de un plan de educación individualizado (PEI) que aborde tanto metas académicas como sociales y emocionales. Esta acción implica la realización de una evaluación detallada de cada estudiante al inicio de la estrategia. Se utilizan herramientas diagnósticas multidimensionales que abarcan aspectos cognitivos, emocionales, sociales y de aprendizaje para identificar las necesidades específicas y las fortalezas del estudiante.

Propósito: Crear un camino claro para la educación y el apoyo basado en las necesidades únicas del estudiante.

Acción III: Intervenciones conductuales positivas: Se trata de la aplicación de técnicas y estrategias para fomentar comportamientos deseables y reducir los incidentes de comportamientos disruptivos. La acción transcurre con la implementación de estrategias de manejo conductual que promueven comportamientos positivos y reducen los comportamientos disruptivos.

Estas intervenciones se basan en principios de refuerzo positivo y modificación conductual, y están diseñadas para ser proactivas y preventivas. Se trata de implementar técnicas de mindfulness como parte de las intervenciones conductuales para ayudar a los estudiantes a ser más conscientes de sus respuestas emocionales y físicas en situaciones de conflicto o desafío, promoviendo así respuestas más calmadas y consideradas y mejorar su atención, reducir el estrés y gestionar mejor sus emociones.

Esto podría incluir ejercicios de respiración consciente, prácticas de atención plena antes de las clases para centrar a los estudiantes, o momentos de mindfulness después de los recreos para calmar el ambiente del aula. De igual modo se sugiere utilizar principios de TCC para desarrollar estrategias personalizadas que ayuden a los estudiantes a reconocer y modificar pensamientos y comportamientos desadaptativos. Por ejemplo, enseñar a los estudiantes a desafiar pensamientos negativos automáticos y reemplazarlos con otros más realistas y positivos

Propósito: Mejorar el comportamiento en el aula y otros entornos sociales

Acción IV: Apoyo académico especializado: Esta acción se concreta con la asistencia adicional y modificaciones en el currículo para facilitar el aprendizaje. Se trata de ofrecer una provisión de recursos y técnicas de enseñanza especializados que se adaptan a las necesidades de aprendizaje únicas de los estudiantes. Esto puede incluir el uso de tecnología educativa, materiales didácticos adaptados y estrategias de enseñanza diferenciadas para facilitar el éxito académico

Propósito: Asegurar que el estudiante alcance su máximo potencial académico a pesar de los desafíos.

Acción V: Orientación y apoyo psicopedagógico: La acción se realiza a través de servicios de consejería y acompañamiento proporcionados en el entorno escolar. Con esta acción la provisión de recursos y técnicas de enseñanza especializados se adaptan a las necesidades de aprendizaje únicas de los estudiantes. Esto puede incluir el uso de tecnología educativa, materiales didácticos adaptados y estrategias de enseñanza diferenciadas para facilitar el éxito académico.

Se incorporan sesiones de orientación grupal e individual que utilicen mindfulness para ayudar a los estudiantes a gestionar la ansiedad, el estrés y otros síntomas emocionales que puedan afectar su desempeño escolar y social. Este proceder se acompaña con la aplicación de TCC en el contexto terapéutico para abordar problemas específicos como la ansiedad, la depresión o la impulsividad, el déficit de atención con hiperactividad, enseñando a los estudiantes estrategias para manejar estos problemas en el contexto escolar y en casa

Propósito: Abordar problemas emocionales y conductuales que puedan afectar el rendimiento escolar.

Acción VI Capacitación docente mediante programa de sensibilización y formación continua: La acción consiste en el desarrollo e implementación de un programa continuo de formación profesional para docentes y personal de apoyo, centrado en las competencias necesarias para identificar, entender y manejar eficazmente los trastornos afectivos conductuales en el ámbito escolar. Este programa incluirá módulos sobre estrategias de enseñanza adaptativas, manejo conductual, y apoyo emocional.

Propósito: Equipar a los docentes con habilidades avanzadas y conocimientos específicos para mejorar la atención educativa y el manejo de estudiantes con trastornos afectivos conductuales, contribuyendo a un ambiente de aprendizaje inclusivo y efectivo.

Acción VII: Monitoreo y evaluación continua: Esta acción consiste en la revisión y evaluación regular del progreso del estudiante y la efectividad de las intervenciones implementadas. Se utilizan métodos de evaluación continua para ajustar las estrategias de intervención según sea necesario y garantizar que los objetivos de aprendizaje y desarrollo se estén cumpliendo de manera efectiva.

Propósito: Ajustar el plan educativo según sea necesario para maximizar el éxito del estudiante.

La estrategia se caracteriza por su enfoque integral y colaborativo, enfatizando la importancia de la adaptación personalizada y el apoyo continuo. La colaboración entre educadores, padres y profesionales de la salud mental es crucial para implementar este sistema efectivamente, asegurando que cada acción contribuya de manera significativa al desarrollo y bienestar del estudiante

Cada una de estas acciones está diseñada para integrarse armónicamente dentro del sistema de intervención psicopedagógica, proporcionando un marco cohesivo que responde de manera efectiva a las necesidades

Experiencias en la implementación de la Estrategia de Intervención Psicopedagógica en la Unidad Educativa Eloy Alfaro Delgado

La implementación de la estrategia se organizó a partir de un conjunto de condiciones necesarias que abarcaron desde la capacitación docente hasta la participación activa de las familias.

Fase de Inicio:

Desarrollo de Recursos:

Participación Familiar:

Evaluación y Ajustes:

Resultados Observados:

• Los docentes reportaron una mejora significativa en la gestión del aula y una reducción notable en incidentes de comportamientos disruptivos.

• Los estudiantes mostraron avances en su rendimiento académico y una mejor integración social y emocional con sus compañeros.

• Las familias expresaron una mayor satisfacción y confianza en la educación que sus hijos estaban recibiendo, reflejando un aumento en la colaboración hogar-escuela.

Impacto a largo plazo:

• La Unidad Educativa Eloy Alfaro Delgado se ha convertido en un modelo a seguir en el distrito, demostrando cómo una estrategia integral y bien implementada puede transformar positivamente la educación de estudiantes con necesidades especiales.

• Otros centros educativos han comenzado a adoptar prácticas similares, extendiendo el impacto positivo de la estrategia más allá de una sola institución.

Esta implementación mostró cómo una planificación cuidadosa, la inversión en recursos adecuados, y una colaboración efectiva entre todos los actores involucrados pueden conducir a mejoras significativas en la educación y bienestar de los estudiantes con trastornos afectivos conductuales.

Esta estrategia fue validada mediante su puesta en práctica, antes un conjunto de expertos realizó esta evaluación como a continuación se expone:

En la evaluación de diferentes componentes de una estrategia de intervención psicopedagógica, la evaluación inicial completa fue altamente valorada con una puntuación media de 4,7 sobre 5, destacada por su relevancia crucial en la identificación de necesidades individuales. El plan de intervención individualizado recibió una puntuación de 4,5, pero se señaló la necesidad de incrementar su flexibilidad para adaptarse mejor a las necesidades cambiantes del estudiante. Las intervenciones conductuales positivas y el apoyo académico especializado también fueron bien recibidos, con puntuaciones de 4,6 y 4,4 respectivamente, mostrando una fuerte aprobación de su eficacia. Sin embargo, la orientación y apoyo psicopedagógico, aunque valorada positivamente con un 4,2, recibió sugerencias para incluir más enfoques de terapia grupal.

Finalmente, el monitoreo y evaluación continua presentó una mayor variabilidad en las respuestas, con una puntuación media de 4,0, indicando la necesidad de clarificar los criterios de evaluación y éxito para optimizar las intervenciones. Por otro lado, los estudiantes, docentes y padres de familia proporcionaron también retroalimentación favorable sobre la estrategia implementada.

Los estudiantes reportan mejoras en el ambiente de aula y reconocen que se sienten más comprendidos y apoyados en el aula, lo que ha mejorado su motivación y participación en las clases. Comentan que las estrategias de comportamiento positivo les han ayudado a sentirse más tranquilos y concentrados. Igualmente expresan aprecio por el apoyo y a las intervenciones personalizadas que les han permitido avanzar a su propio ritmo y según sus necesidades específicas

Los docentes destacan la utilidad de los recursos y capacitaciones proporcionados y la eficacia de las herramientas pedagógicas, mencionan que han facilitado una mejor gestión de las dinámicas de aula y han contribuido a un ambiente de aprendizaje más inclusivo y valorizan la mayor colaboración con profesionales de la salud mental, lo que les ha permitido implementar estrategias más efectivas para apoyar a los estudiantes con necesidades especiales.

Los padres reportan que están satisfechos con la mejora en la comunicación entre la escuela y el hogar, lo que les ha permitido estar más informados y participar activamente en la educación de sus hijos y manifiestan que han visto cambios positivos en el comportamiento y el estado emocional de sus hijos en casa, atribuyendo estos cambios a las intervenciones y apoyos proporcionados

Los comentarios positivos de estos grupos clave indican que el sistema de acciones no solo ha sido bien recibido, sino que también está teniendo un impacto significativo en mejorar la experiencia educativa y el bienestar de los estudiantes con trastornos afectivos conductuales. Estos resultados sugieren que el sistema de acciones es efectivo y que la colaboración entre todos los actores involucrados es fundamental para su éxito continuo.

DISCUSIÓN

Los resultados de la encuesta aplicada a los docentes en la Unidad Educativa Eloy Alfaro Delgado reflejan desafíos comunes en la educación de estudiantes con trastornos afectivos conductuales que están alineados con los hallazgos de otros estudios relevantes en el campo. Esta discusión integra esos estudios para contextualizar y profundizar el análisis de las estrategias propuestas. Estudios como los realizados por Martín et al (2020) han demostrado que la falta de capacitación específica en trastornos afectivos conductuales limita significativamente la capacidad de los docentes para gestionar eficazmente estas condiciones en el aula. Este estudio apoya la necesidad urgente de programas de desarrollo profesional continuo que se enfocan en esta área específica.

La investigación de Sevilla et al (2016), destaca que los recursos didácticos adaptados son cruciales para mejorar los resultados de aprendizaje de estudiantes con necesidades especiales. La percepción de los docentes sobre la insuficiencia de recursos refleja un problema generalizado que afecta el rendimiento académico y la integración social de estos estudiantes. Según Pineda (2020) en su estudio, la colaboración efectiva entre educadores, padres y profesionales de la salud mental es fundamental para crear un enfoque holístico y efectivo para manejar trastornos afectivos conductuales. Este enfoque integrado es esencial para desarrollar estrategias efectivas que aborden tanto las necesidades académicas como emocionales de los estudiantes.

El trabajo de Martín et al (2020), que exploró las dinámicas de colaboración entre la escuela y el hogar, encontró que una comunicación efectiva es crucial para el manejo de comportamientos disruptivos y el apoyo emocional de los estudiantes. Los hallazgos sugieren que mejorar la comunicación y colaboración con los padres puede aumentar significativamente la eficacia de las intervenciones educativas y de comportamiento. Sánchez (2022) destaca en su estudio la eficacia de estrategias de mindfulness en la educación primaria afirma que practicarlo implica enfocarse conscientemente en el momento presente sin juicio, lo que puede ayudar a las personas a observar sus pensamientos y emociones desde una perspectiva más objetiva y menos crítica.

De igual Lacárcel (2019) reconoce al mindfulness como una herramienta valiosa para abordar los trastornos emocionales. Esta práctica puede reducir el estrés y la ansiedad, mejorar la regulación emocional y aumentar la resiliencia, proporcionando una base sólida para enfrentar desafíos y promover el bienestar emocional y mental. Estos estudios complementan y respaldan los hallazgos de nuestra encuesta, subrayando la importancia de abordar estos desafíos de manera integral. Las recomendaciones propuestas para la capacitación docente, la mejora de recursos y la colaboración multidisciplinaria son esenciales para crear un ambiente educativo más inclusivo y efectivo para los estudiantes con trastornos afectivos conductuales.

CONCLUSIONES

La implementación del Plan de Intervención Individualizado demostró ser crucial para abordar las necesidades específicas de cada estudiante. La personalización de las estrategias educativas y terapéuticas resultó en mejoras significativas en el manejo conductual y el rendimiento académico de los estudiantes. La colaboración entre educadores, psicólogos, terapeutas y familias ha sido fundamental. Este enfoque integrado ha facilitado un ambiente de apoyo más coherente y efectivo, crucial para el éxito del programa de intervención.

La integración de mindfulness y TCC en las estrategias de intervención ha mejorado notablemente la regulación emocional y la respuesta conductual de los estudiantes. Estas técnicas han ayudado a los estudiantes a desarrollar habilidades de autogestión que son esenciales para su éxito a largo plazo. A pesar de los resultados positivos, se identificaron desafíos como la necesidad de mayor flexibilidad en los planes de intervención y la variabilidad en la efectividad de ciertas estrategias, lo que sugiere la necesidad de revisión continua y adaptación de las intervenciones.

Se recomienda continuar con la evaluación y ajuste del programa de intervención para responder dinámicamente a las necesidades cambiantes de los estudiantes. Además, se enfatiza la importancia de extender la formación en mindfulness y TCC a más educadores y personal de apoyo para ampliar los beneficios observados.

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